Mar 26 Sep 2006
Siempre hay un poco de locura en el amor, pero siempre hay un poco de razón en la locura.
Friedricht Nietzsche
- La luna es un agujero por el que se va a otro mundo de luz, distinto y mejor a este tuyo tan oscuro y frío.
Ella solía decirme esto, en las noches en que la luna desplegaba toda su oronda belleza, asomada a la ventana de nuestro pequeño piso, fijos sus ojos pardos en el cielo de nuestra vieja ciudad.
- Yo soy de allí y algún día te llevaré. Estoy deseando volver.-decía haciéndome gestos para que fuese a su lado a la ventana.- Cuando estés preparado.
Por aquel entonces yo era incapaz de resistirme a su llamada, a sus gestos de niña pequeña, asustadiza y traviesa a la vez, y a su invitación a jugar.
- Ya. ¿Y las estrellas que son? -contestaba yo, sacando a pasear mi tono más burlón de incrédulo empedernido.
- Pues lo mismo, tonto. Pero por una estrella tú no cabrías.- Luego me sacaba la lengua, con gesto de fastidio, y se hacía la enfadada, pero no era más que una invitación a la reconquista, que yo iniciaba inmediatamente hasta doblegar sus defensas de niña contrariada y hacerme dueño y señor de su sonrisa (su eterna sonrisa).
Yo no sé si ella era de verdad de un mundo de luz, pero puedo afirmar que desde el día en que apareció en mi vida, no quedaron rincones sin iluminar, ni resquicios de penumbra. La amé casi desde que la vi, y aún soy incapaz de comprender como ella pudo elegirme a mi, pero lo hizo, y no puedo explicar lo que me hacía sentir. Si un hombre nacido ciego, abriese los ojos y descubriese de pronto todas las formas y los colores del mundo, desplegándose alrededor suyo, supongo que se sentiría como me sentí yo al conocerla, maravillado pero también asustado, incrédulo y feliz ante el milagro.
La noche en que ella despegó, me recibió desnuda cuando llegué a casa. Sonreí, imaginando todo lo que el recibimiento prometía. Pero ella no sonreía, me miraba seria con sus enormes ojos color de tierra mojada, y yo me sentía incapaz de aguantar su mirada.
- Ya estás preparado -me dijo- Ha de ser hoy. Desnúdate y sígueme. Tiene que ser hoy, antes de que todo se estropee.
Pensaréis que estaba loco, pero la seguí. Me desnudé y la seguí, escaleras arriba en dirección a la azotea del antiguo edificio en que vivíamos. De habernos sorprendido algún vecino sin duda hubiera llamado a la policía, pero afortunadamente era ya tarde y todos dormían.
Cuando llegamos arriba la pregunté divertido -¿por qué desnudos?- sin poder aguantar la risa. Ella no se unió a mi, más bien al contrario me hizo un gesto de reproche -Allí no se puede viajar con ropa, podría engancharse en la punta de alguna estrella-.
Me dio la mano y se subió a la barandilla de piedra que coronaba la azotea.
- No hagas locuras- comencé a protestar, tirando suavemente de su brazo.
- ¿Locuras? -me dijo- Pensé que me amabas, que confiabas en mí, que estabas preparado.
- Te amo más que a nada en el mundo. - y no mentía -
- Entonces, sube aquí conmigo, yo no puedo hacerlo sola. Será maravilloso, verás.
Y en ese momento supe que iría con ella a cualquier parte que ella fuese.
La luna nos esperaba. El viento ayudó, alejando un pequeño grupo de nubes que amenazaban con ocultar nuestro objetivo.
- AHORA. gritó ella, y saltó y vi recortarse su cuerpo (que tantas noches había sido mio), moreno y desnudo, contra la redonda puerta que nos daría paso a su mundo, su maravilloso mundo, luminoso y mejor.
Cuando ella gritó y saltó, me falto el valor, quise hacerlo, lo juro, pero mis pies se negaron a obedecerme. Me quedé en la azotea, alucinado, contemplando como ella iniciaba su vuelo. Sin mí.
Entonces, transcurrido apenas un interminable segundo desde que sus pies abandonaron la precaria seguridad de la barandilla para emprender su mágico viaje, comenzó a caer y os puedo asegurar que todo el tiempo que duro la caída, hasta que la perdí de vista, me estuvo mirando directamente a los ojos con sus pupilas negras reflejando la luna llena. Y os juro que, aunque cada segundo de mi vida repaso esa imagen en mi mente, no he conseguido ver en su mirada el más mínimo reproche. Solo un infinito amor.
Días más tarde los doctores que me atendieron me hablaron de su historial médico, de sus múltiples ingresos, de sus “delirios”, los llamaban ellos, de su patología. Podían hablar horas y horas, no importaba. Yo sabía que si en ese último segundo no la hubiese fallado, si hubiese saltado junto a ella, su vuelo no se hubiese interrumpido, hubiésemos entrado por la luna y ahora estaríamos juntos, por siempre, en su maravilloso mundo de luz. Y así, tal vez, yo ya no estaría aquí, solo, en la penumbra.
26 de Septiembre, 2006 - 13:32
Ayy, lograste encongerme y tener q retomar el aire después del suspiro! Es genial esa sensación que se tiene, cuando se encuentra el amor, de que todo es posible, q se puede cualquier cosa si se desea, si se está en la compañía adecuada… y la cruel realidad que nos ahoga cuando no fuimos capaces, cuando nos faltó valentía para seguirle…
No deja de sorprenderme tu capacidad para relatar historias… Se acaba sientiendo una privilegiada por haberte encontrao
Besitos del sur!
26 de Septiembre, 2006 - 16:09
Cuando mires las luna veras unos destellos especiales, será ella mandándote mensajes. Un beso
26 de Septiembre, 2006 - 16:50
Me ha hecho mucha gracia ver la frase de Rocío de que se siente privilegiada por haberte “encontrao”. Eso mismo siento yo muchas veces cuando leo textos como este o en otros muchos momentos. A veces, muy poquitas veces, también pienso lo contrario, (no se vayan a pensar que eres perfecto) pero te sigo admirando y todo lo demás. Mil besos lunáticos.
26 de Septiembre, 2006 - 16:52
A veces me da hasta miedo el parecido de ciertos temas con otras historias que tengo almacenadas y reservadas… pero más miedo me da pensar que creas estar solo o que confundas el frío brillo de la luna del auténtico fulgor del sol…. hasta que recuerdo que sabes volar.
Oleadas de besos.
27 de Septiembre, 2006 - 17:17
Muy duro, pero había que contarlo.
Saludos
27 de Septiembre, 2006 - 19:49
Me sentí reflejada en esa mujer que esta enamorada de la luna, hasta el punto de sentirse parte de ella, hablo solo de un sueño, en el que caí y me ví en el suelo, mientras una blanca figura caminaba mirando atrás.
Besitos.
Me ha encantado este relato triste pero hermoso encontrar un amor que lo fue todo.
27 de Septiembre, 2006 - 21:23
Amoroso y escalofriante.
Las palabras se vuelven dóciles en tus dedos, Gabi.
Un saludo!
27 de Septiembre, 2006 - 23:24
Ya era hora de que volviera a tu blog, compañeo. Y es un placer, menudo relato sobre la locura y la cordura del amor.
¡Un saludo!
27 de Septiembre, 2006 - 23:38
La luna…
Que te inspira…
Me acompaña en las noches, esa misma luna que tú ves por tu ventana entra en mi cuarto y alumbra los ricones de mi alma.
Me siento identificada con la chica que describes……
Igual que siempre es un honor leerte!!
Un beso, un abrazo una sonrisa
28 de Septiembre, 2006 - 16:15
Pero ella está en la luna, en la luna que ustedes inventaron. No ingresaron juntos, es verdad, pero te espera y tus penumbras dejan de serlo con solo recordar la luz que te entregó.
Besos y vuelos.
28 de Septiembre, 2006 - 21:20
Un puntito de locura de encanta, pero……lanzarse al vacío desde una azotea……como que no, jajajaja.
Por cierto, le debo una noche, con luna incluida, no? me pongo a ello que estoy inspirada, sus relatos me inspiran Sr Gabi, gracias.
Besos rosazules ( nuevo color inventado por mi)
29 de Septiembre, 2006 - 0:21
Solo la primera frase ya es preciosa, el resto es increíble.
Creo que somos muy afortunados.
29 de Septiembre, 2006 - 3:57
Y cuántas veces nos abstenemos de dar el salto, por nuestra mugre seguridad, estando a punto de tocar las estrellas.
Ronroneos
29 de Septiembre, 2006 - 18:27
La magia de la locura, a veces oculta las sombras de la luna… ¿o es al revés?…
Un beso.
29 de Septiembre, 2006 - 21:57
Qué gran escritor eres. Este relato es precioso, seguramente, porque todos hemos querido alguna vez atrevernos a hacer ese vuelo.
Saludos admirados
30 de Septiembre, 2006 - 0:23
Qué lindo! … Realmente todos necesitamos a alguien que nos acompañe en nuestras corduras, y en nuestras muchas locuras que ya es más dificil… Escribes en 3D, tus historias tienen base, altura, y sobretodo profundidad. Un beso Por cierto, el “alba” que tenemos entre manos…pinta muy bien..mi madre ha escuchado la demo y ha dicho que le ha entrado frío..eso es muy buena señal! jaja Un beso grande!
30 de Septiembre, 2006 - 6:35
…”os puedo asegurar que todo el tiempo que duro la caída, hasta que la perdí de vista, me estuvo mirando directamente a los ojos con sus pupilas negras reflejando la luna llena. Y os juro que, aunque cada segundo de mi vida repaso esa imagen en mi mente, no he conseguido ver en su mirada el más mínimo reproche. Solo un infinito amor”…
Es muy, muy bello tu relato.
Mis respetos, Gabi, literalmente.
Un abrazo.
In.
30 de Septiembre, 2006 - 11:33
Pero que cosa más bonita de texto… ¡qué mundo más hermoso tienes, Gabi! Me tienes encandilada.
30 de Septiembre, 2006 - 23:37
Me impresiono’ mucho tu relato, siempre le he contado a mis hijos que las estrellas son agujeritos por donde filtra la luz que esta´detras.. existen para que no se nos olvide que la luz nunca se va´, ni de noche…. hasta lo mencione’ en un mini post hace meses…que comico!
Yo miro mucho el cielo, sera’ por eso que vivo tropezandome jajajaja!!!
Logras que uno se quede con la nariz pegada a la pantalla hasta la ultima palabra…
Un abrazo
1 de Octubre, 2006 - 8:59
Nuestro amigo hizo bien en encontrar su punto de razón (o cobardía) creo. Ya tuvo su locura. La locura no siempre es tan bonita como la pintan puede convertirse en algo monstruoso en cuanto sobrepasas el límite. Un relato precioso, como siempre
Sigo disfrutando muuuuucho leyendote
Besos, Gabi
R.
2 de Octubre, 2006 - 13:11
Es un relato precioso Gabi, pero se me ha quedado un regusto amargo en el corazón. Quizá en el destino no estab aescrito que él se lanzara al vuelo, quizá si lo estaba que ella, ese día, emprendiese su viaje…
Precioso, como todo lo que escribes.
Besos
4 de Octubre, 2006 - 11:15
Maravilloso relato. Alguna vez me he tirado a un precipicio pensando que alguien viene conmigo. En la caida siempre me doy cuenta de que saltè solita, la otra persona era un fantasma, fruto exclusivo de mi imaginaciòn. Me estrello contra el suelo estrepitosamente, pero antes o después me levanto, me sacudo las manos y ya estoy dispuesta a tirarme de nuevo. Gracias por tus palabras y tu imaginaciòn.
5 de Octubre, 2006 - 7:44
Hay que estar loco para saltar, loco de amor.
Un abrazo.
6 de Octubre, 2006 - 17:02
Muchísimas gracias por todos vuestros comentarios. He estado bastante desconectado de todo está última semana y he tenido esto un tanto abandonado (se me estaba empezando a juntar polvo) pero ya estoy otra vez por aquí y enseguida por vuestros rincones.
Gracias otra vez.
Besos y Abrazos.
16 de Octubre, 2006 - 20:51
Te confieso que he leído tu texto en voz alta, despacio, saboreando tu delicada manera de escribir.
Tu azotea por un momento me ha recordado a la mía…
un abrazo enorme