Papá dice que no hay nada en el armario, que todo está en mi cabeza, que tengo demasiada imaginación y que debo empezar a portarme como un hombrecito, que ya voy teniendo edad. Papá debe tener razón, porque es el papá más bueno del mundo. Pero el caso es que yo no consigo no sentir miedo, y por mucho que me repito que los ruidos que oigo me los estoy inventando yo, no puedo evitar que me empiece a entrar un vacío en la tripa, que hasta ganas de mear se me ponen del puro miedo que paso, y eso es peor aún porque soy incapaz de levantarme al baño, porque está todo oscurísimo, y me lo acabo haciendo encima, y entonces empiezo a llamar a papá y a mamá a gritos, porque me he meado encima y porque no soporto estar a oscuras. Pero casi todas las noches lo que acabo consiguiendo es que en lugar de papá, el que acabe apareciendo sea el monstruo del armario; y sale hecho una furia, que aunque nunca he conseguido verle bien del todo tiene hasta los ojos así como rojos; y me coge del pelo y me zarandea la cabeza para un lado y otro lado; y me dice que me calle; y me aprieta muy fuerte del brazo, que a la mañana siguiente tengo moratones y todo; y me tira contra la pared; y yo no hago mas que llorar como una nena y el monstruo que sólo me repite que me calle de una puta vez con una voz muy fuerte que me asusta más todavía; y entonces, algunas noches, acaba viniendo mamá, pero es peor, porque el monstruo del armario es mucho más fuerte que ella y también la pega, y ella acaba llorando casi tanto como yo. Si el que viniese fuese papá se iba a enterar el monstruo, pero papá nunca viene por las noches, porque duerme muy profundo, y por la mañana dice que eso son sólo imaginaciones mías y que deje de decir tonterías. Cuando le digo a mamá que se lo diga ella, mamá se calla y parece como que quisiese llorar, pero no llora, y sólo me acaricia la cabeza como diciendo que no invente cosas y como dándole la razón a papá. No sé por qué no se lo cuenta. Yo sé que una noche de estas, cuando venga el monstruo, papá me oirá, vendrá a la habitación y le vencerá, porque papá es tan fuerte como él, y es el único que puede echar para siempre al monstruo de mi armario. Papá, es el papá más bueno del mundo.

Lo escribió Gabi y lo guardó en Parábolas y Cuentos