Sab 21 Ene 2006
…las ropas empapadas y el suelo por almohada, y lentamente amaneció.
Joan Bautista Humet.
La recuerdo desde muy niña.
Cuando ella tenía apenas cinco años trasladaron a su padre a la sucursal de mi ciudad del Banco del Norte, y se vinieron para acá, cargados de esperanza. Recuerdo perfectamente el día en que el camión de mudanzas estacionó justo enfrente de mí y empezaron a sacar todos sus muebles. Recuerdo la expectación de la gente del barrio, las cotillas de la pescadería asomándose curiosas, el de la vieja tienda de ultramarinos, haciendo ver como que no miraba pero mirando, y toda la expectación que despertaron. En aquellos tiempos el barrio apenas empezaba a crecer, y no era ni una sombra de lo que es ahora. Entonces era mejor. Nos conocíamos todos y, aún con los habituales problemas, éramos como una gran familia.
Ellos aparcaron detrás del camión. Ella bajó la última del coche, abrazada con fuerza a una muñeca, como si ésta pudiera protegerla de todo lo que la esperase en aquella nueva vida. Recuerdo que miró con miedo hacia todos lados, hasta que reparó en mí. Entonces sucedió algo mágico: me sonrió. Me sonrieron sus ojos y su boca, me sonrieron sus mejillas y su frente, me sonrieron sus coletas y su flequillo rebelde. Toda ella se convirtió en sonrisa… y yo, que nunca había visto algo más bello en mi vida, me enamoré perdidamente. Entonces fui incapaz de articular palabra, ni siquiera pude devolverla la sonrisa. Tan sólo me quedé inmóvil, mirándola embobado y sabiendo que ya nunca podría amar a nadie más que a ella.
No puedo contar a partir de aquel día el número de veces que me quedé, como aquella primera vez, contemplándola en silencio. Cuando salía del portal de la mano de su madre, cuando la mandaban a la tienda a comprar el pan, cuando jugaba en el parque con su hermano, dos años mayor que ella, o cuando se asomaba a la ventana, a esperar la llegada de su padre, que cada vez llegaba más tarde o que, a veces, ni llegaba. Ella sólo se fijó en mí el primer día. Sólo aquella vez conseguí llamar su atención. Supongo que al no responder a su sonrisa aquel primer día, pasé a ser para ella alguien insignificante. Sin embargo, yo no dejé nunca de amarla y de admirarla.
Vi como crecía, como fue cambiando de juegos, vi como en la cara de su madre se instaló una sombra de perenne tristeza, vi la vez que su padre salió de casa, por última vez, cuando ella contaba tan sólo once años.
Sí. La vi crecer, igual que vi crecer al barrio. Se abrieron nuevas tiendas, cerraron otras. El barrio dejó de ser la casa de aquella pequeña familia que éramos, para convertirse en una pequeña jungla donde la tristeza y la marginalidad campaban a sus anchas. La esperanza se mudó a otras zonas de la ciudad.
No podéis imaginar el dolor que me envolvió el corazón cuando ella se enamoró por primera vez. No. No fue de mí. Ella era la más guapa de toda la barriada, ¡cómo iba a fijarse en mí!. El elegido fue el más “gallito” del corral. No duró mucho. El la rompió el corazón. Luego vinieron otros. Les vi pasar a todos, mientras me devoraba la indignación de saber, que ninguno de aquellos idiotas, la amaba la décima parte de lo que la amaba yo.
Vi cuando a su hermano se lo llevaron detenido por aquel robo y la vi a ella abandonar, definitivamente, sus juegos de niña en el parque, para pasar a jugar a juegos más peligrosos. Su banco preferido estaba al lado de donde yo solía espiar su casa y aquel fue su santuario para empezar a rezar a dioses de humo y polvo. Empezó por pequeñas cosas, y al principio fue divertido. No era la única chica que lo hacía, de hecho, lo hacían casi todos los del barrio. Ya sabéis, por hacerse los mayores. Algunos pararon, ella nunca quiso parar.
De nada servía mi adusta mirada de reproche. Ella, como siempre, me ignoraba.
Nadie puede ni siquiera imaginar lo que he llorado, viendo como pasó de ser princesa, a ser un despojo que recorría la acera, suplicando a los que pasaban, “para hincarse fuego una vez más”*. Y yo nunca supe que hacer para ayudarla. ¿Su madre? Su madre se había convertido en una sombra inmóvil en la ventana, esperando un regreso que nunca sucedería, con el rostro devorado por unas ojeras que se habían apoderado de la vida, que alguna vez brilló en sus ojos.
Mi princesa murió en la calle, en su banco favorito, a mi lado. Una yonki más, muerta por sobredosis, en una ciudad en la que eso ya no era noticia.
Yo la vi morir. Vi como su cuerpo se quedó sin vida y como sus ojos, aquellos ojos a los que no supe devolver la sonrisa el primer día, se fueron quedando huecos. Casi tan huecos como los míos.
No pude hacer nada. No supe avisar a nadie. No pude mover mi cuerpo. Me quedé mirando como siempre, embobado, inútil, inmóvil, como una estatua. Al fin y al cabo es lo que soy, lo que siempre fui para ella, la vieja estatua del parque, a cuya sombra jugaba.
Van a construir en el parque. He oído decir que se desharán de mí. Probablemente me fundan. No me importa.
* “para hincarse fuego una vez más” está tomado de “CLARA” canción de Joan Bautista Humet.
21 de Enero, 2006 - 21:59
Esa canción siempre me ha emocionado… Bonito relato, he llorado porque a mi tambien me tocó ver morir apagandose a quien quería. Beso de mariposa aleteando tristemente
21 de Enero, 2006 - 23:02
Qué difícil es vivir cuando uno se siente invible, impotente ante una situación que se nos escapa de las manos…
22 de Enero, 2006 - 2:44
Cuando me preguntan… ¿qué género de película te gusta? siempre respondo lo mismo… esas que al final te dejan echa polvo, las que me hacen pensar cuando acaba porque tienen un final que no te esperas… y te digo esto porque cuando comencé me adentré fácilmente en la historia, cuanto más leia más me enganchaba… y el final me provocó una mirada perdida y sonrisa amarga… mi pantalla está de testigo.
Qué conseguida… es triste, pero preciosa. Hay muchas personas-estatuas, les animo a que se despojen de inseguridades y que actúen… “muere lentamente quien no arriesga lo cierto por lo incierto para ir trás un sueño” . Neruda
Muacks!
22 de Enero, 2006 - 6:50
Siempre me dejas sin palabras, Gabi, tus textos jamás me dejan la sensación de vacío, al contrario.
Como bien lo ha dicho Mayka, existen personas-estatuas; o como dice ideas, la impotencia es terrible y lo que le sucedió a Zarem es verdaderamente triste. Pero me guardo tu mensaje, me recuerda que siempre hay algo para hacer por alguien, que aún cuando no lo pida es posible presentir que lo necesita.
Recibe este abrazo.
22 de Enero, 2006 - 15:07
Será la casualidad… pero ha dado la casualidad de que tu precioso texto lo leí mientras escuchaba un tema clásico que iba a medida con tus palabras, al compás de las comas, puntos y cambios dramáticos. Ese tema lo utilizó acertadísimamente el cineasta Luchino Visconti para “Muerte en Venecia”, que filma una historia sobre la búsqueda de la belleza y la muerte…
Hoy la pieza de Gustav Mahler, el adagio de la sinfonía nº 5, se ha dedicado a tu historia.
Sin palabras.
22 de Enero, 2006 - 15:11
“Clara,
distinta Clara,
extraña entre su gente, mirada ausente.
Clara,
a la deriva,
no tuvo suerte al elegir la puerta de salida.”
- - - - - - - - - - - -
Cada uno elige su camino…..
Triste historia la de hoy, pero no por eso menos bella.
Besos de color gris.
Pd: Se acerca el momento…..
22 de Enero, 2006 - 15:17
Una historia hermosa y triste a la vez, como lo son todas las que hablan de sentimientos y de realidades.
A veces hay estatuas que sienten más que seres humanos y seres humanos que se comportan como estatuas.
A éstos últimos les hacen falta más pájaros que se posen de vez en cuando en su hombro y les susurren ideas de movimiento, o tal vez hechiceros que las animen (en todos los sentidos).
Da gusto leerte.
22 de Enero, 2006 - 16:09
Hace poco me crucé con una antigua compañera del colegio…oí hace tiempo que había caido en ese mundo que roba almas y destruye sueños, en esta ciudad que habito nunca faltan rumores, siempre se trata de alguien que conoce a alguien…la ví con la mirada perdida y arastrando los pasos sin destino…Terrible cara a cara con la realidad, con la cruda posibilidad de escoger el desvío equivocado.
Besos Gabi
22 de Enero, 2006 - 17:49
paso a dejarte muchos cariños, un abrazo grande y que estes muy bien
una linda semana y mil besitos
besos y sueños
22 de Enero, 2006 - 18:44
La estatua como testigo de una triste historia sin poder hacer nada. Aunque en este caso ni siquiera su madre pudo ayudarla. Difícil pero no imposible es la salida de ese túnel.
Un beso.
22 de Enero, 2006 - 19:07
No conocía esta canción es sumamente tierna triste y lamentablemente demasiadas veces verdad en esta sociedad que nos rodea.
Besitos, Gabi que vuelen hacía ti.
22 de Enero, 2006 - 19:26
Que le importaba a la vieja estatua que lo fundieran, si ella había muerto, y de paso, le arrancó el corazón…
Un cuento precioso Gabi, tristemente precioso
Besos muchos
23 de Enero, 2006 - 0:04
Zarem: siento haber hecho aletear con tristeza a mi mariposa preferida. La canción es una maravilla, como tú (hoy estoy terriblemente pelota). Besos
Ideas: No sólo dificil, a veces vivir así se convierte en imposible.
Mayka: Los hombres estatua son legión, y todos, a veces, hacemos ese pápel. ¿Encontraste la cabeza?. Miraste donde te dije?
Insanity: “me recuerda que siempre hay algo para hacer por alguien, que aún cuando no lo pida es posible presentir que lo necesita.” Esa es la reflexión de una buena persona Insanity. Abrazo recibido y reenviado.
Carlos: Me alegro enormemente de tu visita y de que te haya gustado el texto. Me encanta que me pongas banda sonora . Un abrazo.
Elen: “Estrellas negras corren por sus venas” A mí esa frase me encanta. Es cierto que cada uno elige su camino, pero a veces debe ser imposible quedarse quieto viendo como alguien a quien quieres toma la senda equivocada.
¿Sabes? Yo pienso que el gris tiene un encanto especial. No desmerezco al resto de colores, pero el gris tiene muy mala prensa y no se la merece. Gracias por tus besos grises.
Jejejej El momento llegó. Ves como estaba atento? 1ª parte eh? jejejje sigo atento?
http://www.blogs.ya.com/mundosparalelos/c_123.htm#comment_1
Juan cosaco: Cuando la realidad es triste no hay porque intentar disfrazarla. Todo lo contrario. Todo lo más cambiarla. Un abrazo.
Seleka: Ese camino equivocado ha acabado con demasiada gente buena. Besos.
Freyja: Besos para tí, y mejor semana aún.
Reflejos: No, no es imposible. Muchos salen. Tal vez gente que no tuvo estatuas a su lado, sino personas capaces de ayudar. Besos.
Darilea: Esa canción deberían enseñarla en los colegios como ejemplo de como escribir sobre algo tan duro de forma sutil y hermosa. Te la recomiendo. Esa y muchas otras de Humet. Espera!.. Sí.. Han llegado los besos
Trini: A medida que iba escribiendo el relato en primera persona, yo me iba enamorando del personaje de la estatua. El mismo día murieron los dos. Besazos.
23 de Enero, 2006 - 9:30
Es difícil ayudar a quien no te ve y más a quien ni se recuerda. Yo estoy en constante lucha contra este tipo de alzheimer, no pienso quedarme mirando. A las personas estatua se les puede añadir un motor, abrigarlos de gris perla y enseñarles la letra de la canción para poder tararearla juntos.
;)
Torbellino de besos para vos también.
23 de Enero, 2006 - 16:51
Ciao Gabi,
Precioso, que melancolía, ayy
Por cierto ¿formamos un duo artístico? Por lo del chasqueo de dientes. Me encantó saber que no ‘toco’ sola.
Un beso,
Mónica
23 de Enero, 2006 - 18:21
hola!
te llego mi correo?
(infinitas gracias por avisarme del error…!)
:-)
23 de Enero, 2006 - 18:47
¿Alguna vez habré sido una estatua? Espero que no…
Besos y tristeza.
23 de Enero, 2006 - 19:08
Posiblemente aunque la estatua la hubiera avisado del peligro que estaba corriendo, ella hubiera continuado su camino. Dicen que nadie escarmienta en cabeza ajena ¿no? Claro que la estatua se hubiera sentido más tranquila (o no, yo que sé). Besitos en la frente para el dolor de cabeza.
23 de Enero, 2006 - 19:12
Es una história preciosa, a la vez que triste …
Me ha convencido para no convertirme nunca en estatua !!!
Dejar que las cosas pasen y verlas pasar hasta morir con ellas sin haber luchado no me convence …
Un besazo pedazo escritor.
23 de Enero, 2006 - 22:25
Compañero… que historia tan real, tan cotidiana.
Debes de saber que me ha encantado la narrativa, el tema y ese final inesperado.
Me recordo a un cuento infantil que creo que se llama ” El Principe feliz”
sigue escribiendo, entretienes, diviertes, pones a pensar, da gusto pasearse X aqui.
Un abrazo
23 de Enero, 2006 - 22:26
Ya ves, una estatua con el corazón más grande que muchas personas que son incapaces de amar.
Me ha dejado pensativa; sobre todo porque no me esperaba que fuese una estatua la que hablaba, estoy en baja forma y tú escribes de maravilla.
(Me gusta creer que los objetos inanimados tienen su corazoncito)
Besitos.
23 de Enero, 2006 - 23:00
el número 22…casi no llego…Ya casi me quedo sin palabras para admirar cómo escribes. Sabes? he escuchado cada palabra, tocando mi oído. Cómo consigues hacerme sentir el dolor y las lágrimas. Sentir cómo uno muere sin morir….
un beso muy fuerte Gabi
24 de Enero, 2006 - 0:20
Marea: quedarse mirando sin hacer nada es morir por dentro, y convertirnos en estatuas. En este tema y en tantos otros.
Besos de espuma.
Monica: cuando quieras. Podemos empezar a ensayar desde ya. Cuando estemos preparados debutamos en la Scala de Milán. Yo de Tenor molar y tu de soprano inicisiva.
Dos besos.
Leo: Ya llegó.:) De nada. Para eso estamos. Cuando puedas me lo devuelves (Seguro que será pronto, cada día estoy más despistao)
Duda: Pues yo sí. Lo he sido. Es que no veas si es comodo el pedestal y ver pasar la vida… Besos Alegres.(Sé de buena tinta que la tristeza murió ayer de sobredosis)
Yo: Es que hay gente a la que la avisan y no espabila!! Gracias por tus besos de aspirina, falta me hacen.
Lune: Lamento haberte convencido de eso porque seguro que serías una estaua impresionante Pedazo de escritor…¿la oreja?
Yamile: Me has pillado! Conozco el cuento y ha sido mi punto de partida, aunque la golondrina de mi cuento no tenía alas. Ojalá las hubiese tenido! Encantado de que pasees por aquí.
Melytta: Jejejeje ¿He conseguido mantener el misterio hasta el final? Que se remueva Hitchcok en su tumba! Ya hay sucesor! Gracias por los halagos. Mi microondas (que tiene su corazoncito y yo te lo agradecemos).
Esencia: Ya te iba a poner falta Gracias y regracias. Si con estos textos consigo transmitir sentimientos me doy por más que satisfecho. Besos
24 de Enero, 2006 - 1:15
Q triste historia!! Lo has contado de una forma, q no he podido evitar q la historia me conmoviera.
besotes
24 de Enero, 2006 - 1:16
X cierto, el mejor recuerdo seguro q fué el verla sonreir con la mirada no?
besotes
24 de Enero, 2006 - 2:06
Al principio, me hizo acordar de la primera vez que vi a la que ahora es mi esposa: tendría unos doce años, y quedé impactado al verla….
por lo demás, me dejaste tenso hasta el final de la historis…ansiaba ver que hacia el narrador para detener el inevitable final….
Un abrazo, Bro!
24 de Enero, 2006 - 9:22
Jajajaja, relojesgratis.com!
nada, retocando el blog, nada que ver con el magnífico blog que has conseguido!es un PRIMOr!
una hace lo que puede…
Besos Gabriel
24 de Enero, 2006 - 11:17
Triste y en el fondo bella historia… Demasiados principes y princesas he visto acabarse en vida…
Un beso.
24 de Enero, 2006 - 19:33
bueno bueno bueno… Sólo le pongo un pero a la estatua, y es que la muerte, como la vida, no es un estado absoluto. Hay muertos que siguen vivos, como vivos que están muertos. Pero es una estatua, no se le puede pedir más.
Como siempre, profundamente sorprendido contigo. Y para bien.
25 de Enero, 2006 - 9:01
Diablilla: ¡Como debía ser la mirada para enamorar a una estatua!
Gusgo: Intuyo que despues de verla tu si que te moviste . Un abrazo.
Seleka: Yo no uso reloj. A partir de ahora en vez de preguntar la hora entraré en tu blog. No veas si te va a subir el número de visitas!
Miada: La historia es bella porque la “adorna” la estatua. En realidad quiere ser cruda. Cruda como la realidad. Besos.
Ángel: Le trasmitiré tu pero a la estatua, si es que no la han fundido ya. Gracias. Como sabes la grata sorpresa es mutua.
23 de Febrero, 2008 - 18:27
Donden estan las cosas bonitas de verdad, una mirada, que ves, que sientes, la verdad. ¿Cual es? un sin fin de cosas bonitas o de parecer bonitas.
23 de Febrero, 2008 - 18:27
Donden estan las cosas bonitas de verdad, una mirada, que ves, que sientes, la verdad. ¿Cual es? un sin fin de cosas bonitas o de parecer bonitas.
28 de Junio, 2008 - 18:02
Melancólico por cierta canción acabada de escuchar, navego y termino leyendo este relato, que me da posibles respuestas sobre la “historia” que cuenta la dicha canción.
Y al final, termino recordando un cuento de Wilde, sobre otra estatua que se deja despojar de sus revestiduras de oro, por amor. No recuerdo qué cuento era.