Lun 9 Ene 2006
Lo tengo perfectamente localizado. Está en la parte central del cráneo, en medio del frontal, donde acaba mi flequillo. Es justo ahí donde me duele. Es cada vez más intenso, casi como un clavo que algún carpintero loco se empeñase en hundir en mi pobre cabeza, milímetro a milímetro, martilleando incansable. La punta del clavo está llegando ya a mi cerebro. Lo noto. De hecho, cada vez me cuesta más pensar. Incluso redactar esta carta está suponiendo un enorme esfuerzo. Visité ya a todos los médicos posibles y a todos los especialistas, supuestamente oficiales. Siempre fue igual: no se aprecia nada en las radiografías, las resonancias no muestran nada anómalo, no hay ningún motivo físico que origine ese dolor, parece algo psicosomático… - Pero a mí me duele… Ponen cara grave, una mirada entre paternal y acusadora, y preguntan: -¿Ha visitado ya algún psiquiatra? Por supuesto. Los he visitado a todos, uno tras otro. Me he inflado a pastillas, me he dejado hipnotizar, he hecho regresiones, terapias revolucionarias y, por descontado, cuando todo esto no ha funcionado he pasado por las manos de naturópatas, homeópatas, curanderos esotéricos, milagreros, chamanes, brujos y brujas, impositores de manos, pitonisos…La lista es interminable. Sólo en enumerarles a todos podría gastar lo poco que parece quedarme de vida. Todos ellos presumieron de poder sanarme. Ninguno lo consiguió. Lo único bueno que podría sacar de todo esto es que están documentando mi caso, y es posible que le pongan mi nombre al nuevo síndrome. ¿Recuerdas que decías que nunca llegaría a nada? Pues ahí me tienes, dando mi apellido a una nueva y rara enfermedad. ¡Estoy terriblemente orgulloso de mi mismo! Perdona. Ya no recordaba que no te gustaban ni mi ironía ni que me compadeciese de mi mismo. ¿No fue por eso por lo que te marchaste? Eso, al menos, es lo que dijiste aquella última tarde. Y que te agobiaba, y que necesitabas tu espacio, y que siempre seriamos amigos… Yo, como siempre, no supe que decir. Luego me miraste, por última vez, con aquella mirada entre maternal y acusadora. Yo estaba sentado en el banco. Tú te levantaste, y ,ya de pie, antes de marcharte para siempre, te inclinaste para darme un suave beso de despedida en la frente. Justo en la parte central de mi cráneo, en medio del frontal, donde acaba mi flequillo.
9 de Enero, 2006 - 17:08
Cuando hay cambio de tiempo las cicatrices duelen, son recuerdos.
Te preguntaba por yo para dejarle por aquí las gracias por sus visitas y sus palabras en la mirada.
Besitos de rana que son muy simpáticas.
9 de Enero, 2006 - 19:00
Como un clavo el dolor de la ausencia, el dolor del rechazo, el dolor del abandono, el dolor del último beso.
Un abrazo Gabi
9 de Enero, 2006 - 19:06
Es grave, hay que operar inmediatamente…. eso, o archivar ese recuerdo en la papelera de reciclaje, práctica que es una y es que no podemos perder el tiempo lamentándonos……
Besos.
9 de Enero, 2006 - 19:09
No se debe ofrecer la frente para besos de despedida. Ahora ya lo sabe pero es muy tarde.
Besos y dolores.
9 de Enero, 2006 - 19:30
Menos mal que me has contado que no es autobiográfico, porque si no ya estaba yo buscando a la pelandrusca esa que te hizo tanto daño, que no me entere yo, hombre. . Besos de los que no dejan dolor, sino buen sabor de boca.
9 de Enero, 2006 - 19:40
A mí, el otro día, me pegó un buen clavo mi dentista, pero… no, no es ese el clavo al que aludes. De todas formas está clavado este relato.
Me hubiese gustado haberte hecho otro tipo de comentario pero hoy me siento así. ( No te lo tomes a mal)
Un beso.
9 de Enero, 2006 - 22:54
Te leo, y duele
Gabi, cada vez escribes mejor…yo te dejo un beso de los que alivian si quieres en el mismo sitio, donde acaba tu flequillo, tal vez alivie algo…
10 de Enero, 2006 - 0:37
Yo también recuerdo cierta experiencia con clavos; en mi caso resultó que me los tragué y anduve varias noches intentando digerirlos…
No es fácil, aunque algo en tu interior te dice que el dolor no será eterno, a menos que tú quieras que lo sea.
Las vitaminas de un nuevo amor y de viejas amistades suelen ayudar a que el cuerpo asimile ese tipo de clavos… aunque es fácil escribir, lo difícil es sentirlo.
10 de Enero, 2006 - 3:06
Conozco a alguien muy cercano a nosotros que seguramente podria tomarlo como una autobiografia, acaba de enviarme un mensaje que dice asi: creo que las palabras no encuentran salida y se me mueren dentro.
Perdi hace tiempo la naturalidad con el y no se que camino quieren encontrar o seguir sus palabras, espero que se rompa su caparazon lo necesita. Un beso
10 de Enero, 2006 - 3:28
Triste, doloroso, hermoso, inquietante… No hay pastilla, ni curandero que sane el dolor, sólo volviendo a llenar ese lugar en medio del frontal con besos de bienvenida, por algún sitio hay que empezar.
Un beso
10 de Enero, 2006 - 9:05
Me inclino y te dejo un beso de mariposa a punto de volar, justo ahí donde más duele, y aunque sé que no eres tú el que sufre, tal vez te sirva para recordar el cariño que te tengo y lo que disfruto leyendo cada linea… Me quito el sombrero ante vos…(el perrito está rebelde.. riñele )
10 de Enero, 2006 - 9:52
Duele, el beso que se da sabiendo que no habrá más, el que se recibe sabiendo que será el último, y nos empeñamos en grabarlo en la mente (o en la frente), para aferrarnos a él…y no se va, ni con el viento, ni con el roce del sombrero, ni con la lluvia…
Hasta que no dejamos que se difumine y desaparezca, sigue ahí impidiendo todo intento de amar de nuevo, frenando todo deseo de ser amado.
Besos Gabi
10 de Enero, 2006 - 10:22
Durante un tiempo yo sentí algo parecido, pero por dolor parecía más bien una estaca, en pleno corazón… me la quité durante una temporada y no conseguí sentir nada, así que la dejé donde estaba y volví a recuperar mis sentidos…
Gabi no se lo quite!!!! Se le escaparán todas las ideas y recuerdos!!
Se lo digo desde el último escalón de su escalera, del que todavía no he tenido tiempo de bajar, ni sé si quiero, porque aquí estamos todos bien a gusto..
Oleadas de besos
10 de Enero, 2006 - 10:43
Quién no ha sentido alguna vez ese dolor … en la frente, en la mejilla, en el corazón …
Me ha encantado la forma de describir esa sensación …
Me ha encantado porque puedo entender perfectamente a tu protagonista … y yo no sabría expresarlo mejor.
Un besazo.
10 de Enero, 2006 - 11:18
Melytta: Sobre todo cuando cambia el tiempo, sí. Pero a veces sin que cambie. Sólo duelen. Gracias por los besos de rana, princesa
Trini: No sé me ocurría mejor forma para describirle. Besos.
Elen: ¡Urgente! ¡100 mg de atropina! Preparen la camilla… Lo de la papelera de reciclaje es buena idea porque eso es lo mejor que se puede hacer con el dolor: reciclarlo. Borrarlo del todo es imposible.
Duda: Ya es tarde para él. Pero el beso habría dolido igual en cualquier parte. Supongo. Tal vez si no la hubiera dejado besarle. Besos.
YO: “yo” a la caza de la pelandrusca Sabes que me gusta más la palabra “pilingui”. Es como más sonora. Me quedo con el buen sabor de boca. Besos.
Reflejos: ¡Como me lo voy a tomar a mal! ¡Si lo has clavao! Besazo fuerte.
Esencia: Gracias por el halago y por el beso. Date tambien por besada. Y a mejorar!!
Juan: Creo que lo has descrito perfectamente. Los dolores solo se eternizan si les dejamos. Un abrazo.
Gemoco: Como efectivamente es muy cercano y creo conocerle un poco, encontrará el camino para dejar salir a las palabras. Eso espero. Ojalá no se le enquisten.
Un caparazón puede estar bien para que no te dañe lo de afuera, pero si has dejado el dolor dentro del caparazón, entonces este no puede salir. Confio en su inteligencia para que le rompa. Lo espero con toda mi alma. Besazos.
Alma: Esa probablemente sea la terapia que mejor funcione. Besos.
Zarem: Sabes que el cariño es mutuo y el disfrute de la lectura compartido El perrito estará nervioso porque se acerca el gran día. No le riñas que es extremadamente sensible y puede negarse a pilotar. Joe! Si estoy nervioso hasta yo!
Seleka: La idea que quería dejar en este texto era esa, que hay besos que duelen. La seda a veces mata (esto no es mio, es de Silvio). Besos indoloros e inocuos.
Marea: Si el corazón sigue sintiendo, bienvenida sea la estaca. No puede haber nada peor que un corazón muerto. Cuidadito con caerse del último escalón eh! que no tengo seguro de responsabilidad civil en el blog.
Lune: Es un dolor universal. Espero que tu clavo ya no duela demasiado Besos.
10 de Enero, 2006 - 17:27
¡Extraordinario relato!
A mí nunca me ha dolido la cabeza, pero sí el corazón (que dicen que no duele, pero es falso) y se me ha quedado un morir indefinido al que supongo pondrán también mi nombre. Menudas patologías crea el desamor.
10 de Enero, 2006 - 20:40
maravilloso!
tus cuentos son increíbles,gabi. Me gustan muchísimo. Según se acerca el final siempre se me empieza a encojer el pecho porque sé que algo me va a golpear, duro o blando, dulce o cruel, pero sé que algo me va a sosprender. Y me va a hacer sonreir o llorar. Gracias
un abrazo!
10 de Enero, 2006 - 22:58
El dolor no lo siento en ningún lugar del cuerpo definido
pués mi dolor es profundo me duele el alma. Preciso, lo que has escrito como siempre
BESitos.
11 de Enero, 2006 - 3:56
“Siempre fue igual: no se aprecia nada en las radiografías, las resonancias no muestran nada anómalo, no hay ningún motivo físico que origine ese dolor, parece algo psicosomático
- Pero a mí me duele ”
Duelen, sí. Pero el dolor es señal de que se está vivo.
“Gabi’Síndrome”…eres genial. Concuerdo plenamente con leo mares, y te felicito una vez mas.
Felicidades, Gabi. Un abrazo.
11 de Enero, 2006 - 10:41
Yo me haría una autolobotomía, ¿sabes? Sólo así se aplaca el dolor de los besos perdidos…
11 de Enero, 2006 - 16:17
mmori: ya lo he intentado pero no funcionó. O sí. Ya no me acuerdo.
Insanity: Coincido. El dolor es señal de vida y además dolorosamente necesario. Abrazos.
Darilea: Espero que poco a poco de difumine ese dolor. De todo corazón. Hay gente que no le duele el alma porque no la tiene.
Leo: Gracias, gracias y mil gracias más. Los elogios cuando vienen de alguien a quien uno no se cansa de elogiar , elogian más. El deselogiador que nos deselogie buen deselogiador será.
Alfredito: Yo estoy convencido de que con más amor habría muchas menos camas de hospital ocupadas. Y no lo digo porque quede bonito, creo que es así. El corazón duele, ya lo creo que duele. además es un dolor físico, como de opresión en el pecho… Un abrazo.
13 de Enero, 2006 - 18:02
sabes cuando quieres decir mil cosas y no te sale ni una ni media?? pos asi, asi me quedao… valga este comentario por algo más que un “me ha encantao”, aunque no me salga como escribírtelo…
26 de Enero, 2006 - 2:58
Las ausencias que duelen tienen la mejor recompensa con el paso del tiempo; desear y añorar a lo lejos te desgarra por una buena causa: escribir, que al fin y al cabo no es más que sentir y por lo tanto, vivir.
No puedo suplir una ausencia pero puedo enviarte muchos besos dulces por si te sirven de algo.
26 de Enero, 2006 - 19:00
Carola: Los besos dulces sirven siempre. Ahora mismo escribir aminora el dolor de cualquier clavo. Besos. Gracias por la visita.