Estimados Reyes Magos del Oriente lejano ese:

Heme aquí, otra vez, en el brete de redactar mi tradicional misiva a Vuestras Majestades. Sé que abordo tarde la tarea y que, tal como anda el servicio de correos en mi país, es más que probable que mi epístola llegue fuera de fecha, pero no es menos cierto que parte de la culpa os pertenece, Majestades. Porque, vamos a ver, ¿es razonable que en esta era de las nuevas tecnologías no seáis capaces de implementar alguna “interface” para que nosotros, los niños y no tan niños, podamos comunicaros más fácilmente nuestros deseos?. Me permito sugerir un simple buzón de correo electrónico, o, mejor aún, el típico servicio de “SMS”: envía REYES seguido de tu deseo al 5589.
Si bien es cierto que entiendo que para gente que lleva, como vosotros, tantos siglos hollando la tierra, no es fácil adaptarse a las nuevas telecomunicaciones, seguro que disponéis entre vuestros pajes, de algún jovencillo avezado que os pueda echar una mano. Esto redundaría en el bien de todo el planeta, porque contribuiría a disminuir la tala indiscriminada de árboles, que en estas fechas se incrementa alarmantemente debido a todo el tráfico postal que generáis. ¡Un poquito de sensibilidad ecológica, por amor de Dios!

Supongo que siguiendo la estructura obligada en la correspondencia que normalmente se os dirige, debería ahora proceder a reflexionar sobre mi comportamiento en este año transcurrido desde vuestra última visita hasta la fecha de hoy. Bien. ¡No me da la gana!

Siento mostrarme así de desagradable, pero no comprendo por qué para ser merecedor de vuestros obsequios tengo que daros cuentas de mis acciones. ¿No existe la privacidad?, ¿no son vuestros regalos desinteresados?, ¿es que sois vulgares chantajistas?-si te portas bien: regalo- Y aún más, ¿coincide mi criterio sobre la bondad con el vuestro? No olvidemos que el bien y el mal no son parámetros absolutos sino absolutamente relativos y que, lo que para mí puede haber sido una acción ejemplar a todas luces, para vosotros puede haber sido un acto merecedor de todas las reprobaciones. Vuestra moral y la mía pueden diferir, Majestades.
Me temo que nunca llegaríamos a ponernos de acuerdo y, por lo tanto, es conveniente que evitemos entrar en conflicto, obviando esta parte, así como la relativa al propósito de enmienda. En caso de ser esto inexcusable me mandáis un sms al móvil y procedo a realizar el acto de contrición y su inseparable declaración de buenas intenciones.

Asimismo me abstengo de hablar del sistema político que representáis porque tampoco es cuestión de heriros la sensibilidad en fechas tan cercanas a vuestra visita, sólo decir que espero no morir sin poder ir con mis hijos a ver la cabalgata de los Presidentes Republicanos Magos.

La lista de obsequios materiales que podéis tener a bien traerme os fue remitida ya por vía ordinaria, así que no abundaré en el tema.

Dentro de los deseos no materiales que me asaltan me gustaría resaltaros únicamente algunos:

Inspiración: Estoy escribiendo una bitácora y si me priváis de ella voy a tener que recurrir más menudo a “posts” de relleno como éste. Los visitantes del “blog” no se merecen esto.

Ilusión: Sabéis, vosotros que sois magos, que no ando sobrado de ella así que cualquier pizca que podáis traerme será bienvenida.

Imaginación: Para seguir esculpiendo nubes, besando ranas, llorando estrellas, vigilando sombras, siendo poesía…

Tiempo: Para seguir visitando a todos los maravillosos habitantes de este universo de imágenes y letras que me ha aprisionado con cadenas de seda.

Sé que no he realizado la liturgia con lógica y que, probablemente, estéis bastante disgustados con mi carta, pero confío en que comprendéis mis motivos, sobradamente explicados ya. Si de todas formas decidieseis obsequiarme con algo estaría dispuesto incluso a revisar mi posicionamiento ideológico sobre el modelo de estado.

Antes de despedirme hasta el próximo año, sólo una duda, que me gustaría que me respondieseis, majestades: ¿Vuestros propios hijos saben que Los Reyes Magos son sus padres? Resulta chocante.

Hasta el año que viene, con inmenso afecto.
Gabi.

Lo escribió Gabi y lo guardó en Noticias Breves