Vie 17 Ago 2007
Algún día en cualquier parte, en cualquier lugar indefectiblemente te encontrarás a ti mismo, y ésa, sólo ésa, puede ser la más feliz o la más amarga de tus horas.
Pablo Neruda
Pongamos un sábado plomizo, pongamos un mes de agosto. Pongámoslo en una ciudad costera, prostituida y turística, una de esas ciudades que duplica en verano los cuerpos que la habitan, que comprime sus almas para que le quepan todas, que satura sus rincones, que atasca sus calles. Pongamos la lluvia además. Pongámosla para reducir aún más si cabe el espacio habitable, para confinar el cielo, para dar el toque de queda, para invocar el ridículo sobre el desquiciado festival de camisetas multicolores, bermudas y chancletas. Pongamos la lluvia, si. Pero pongamos entonces un refugio, un salvamento, un faro guiando a los miles y miles de turistas descontentos. Pongamos, es obvio, un centro comercial, luz para polillas humanas privadas del sol del que se creen acreedoras. Pongámoslo desbordado, rebosante, atascado. Pongamos los ríos de coches intentando llegar e impidiendo marchar, pongamos los pasillos repletos, las tiendas atestadas, los gritos, las risas, el murmullo incesante de miles de bocas, los llantos de los niños exigiendo caprichos, las discusiones de los padres, los móviles sonando sin parar; sumémosle la megafonía lanzando al aire enrarecido sus ofertas de última hora, sus niños perdidos y sus interminables coches mal aparcados.
Pongamos ahora, una vez establecido el escenario, los actores principales de esta historia. Pongamos un hombre. Situémosle sentado en un banco de la arteria principal del centro comercial. Pongámosle inclinado, con los codos apoyados en los muslos, las palmas de las manos sujetando el peso, aparentemente insoportable, de su propia cabeza. Pongámosle con los ojos cerrados. No, mejor aún, los ojos abiertos, muy abiertos tal vez, pero mirando nada. Sí, la mirada fija y perdida a la vez en un punto desconocido para nosotros situado en el escaparate de la tienda de enfrente. ¿Dé qué es la tienda? No importa. Ya lo pensaremos más tarde si es que hay que definirlo. Tampoco es sustancial en el hombre su vestimenta ni su aspecto. Pongamos quizás un hombre de unos cuarenta años, un hombre cualquiera, sin rasgos sobresalientes. Su apariencia, ya sabéis, no es fundamental. Dejémoslo de momento, sentado en su banco, inmóvil, casi una estatua, excepto quizá por el apenas perceptible movimiento de sus labios que se abren y cierran como si nuestro hombre hablara ininterrumpidamente. Es imposible saber si lo hace o no; el bullicio del centro comercial mata cualquier otro sonido antes de nacer. Dejémoslo así de momento decía, como un pez boqueante ante el cristal de su acuario imaginario.
Ahora busquemos más a fondo. Busquemos rápidamente entre la marea de clientes un segundo protagonista. Una mujer tal vez, quizás un niño. Sí, podría ser el niño pequeño incansablemente reclamado por megafonía: “Se ha perdido el niño de cuatro años Miguel Fernández. Lleva camiseta naranja con dibujo de spiderman…”. Si, fijémonos en él. Incluso así, a vista de pájaro, no es fácil localizarle con el único dato de la camiseta naranja entre el tropel policromado de compradores que rebosa nuestro escenario. Pero lo hacemos, le encontramos. Para eso la historia es nuestra y necesitamos encontrarle. El niño de la camiseta con dibujo de Spiderman, camina lloriqueando desconsolado entre la multitud. Por desgracia para él, aún no ha aprendido que para que le hagan caso tiene que llorar más fuerte. Por eso nadie se fija en él salvo para esquivarle como a un obstáculo, como a un estorbo; igual que esquivan al hombre que prosigue incansable su salmodia inaudible, sentado en el banco con la cabeza apoyada en las palmas de las manos. El niño perdido pasa por delante del banco de nuestro hombre y allí, se detiene. Se detiene porque sus pequeñas orejas son capaces de escuchar por encima del tumulto la letanía que surge de los labios del hombre y se reconoce en lo que escucha. Se detiene y con los ojos llorosos y la voz temblona habla al hombre, y éste, abandona por un segundo el lejano mundo más allá del cristal del escaparate de la tienda de enfrente, y fija su mirada en los ojos del niño, y comprende. Luego toma de la mano al niño, se levanta, y salvando un bosque impenetrable de cuerpos, camina con paso más o menos firme hasta el mostrador de información dónde, histérica de preocupación, la madre del niño de la camiseta naranja de spiderman, les recibe entre sollozos agradecidos y recriminaciones al niño. Luego, el hombre vuelve con paso cansado a su sitio en el banco, y se vuelve a sentar con la misma postura inmutable, y sus ojos se dirigen de nuevo a un mundo más allá del escaparate de la tienda de enfrente, y su boca comienza a entonar su impertérrita retahíla de murmullos. Bajemos ahora el volumen ensordecedor del bullicio, poco a poco, podemos hacerlo, es, al fin y al cabo, nuestra historia. Bajémoslo ahora, y acerquemos nuestro oído a la boca del hombre, que, ajeno a nuestra maniobra, sigue recitando sin parar. “Estoy perdido, estoy perdido, estoy perdido”. Quitemos ahora la lluvia, dejemos sólo los charcos en el aparcamiento del centro comercial, turbios espejos que pronto reflejaran a la gregaria muchedumbre disponiéndose a volver a casa tras su agotadora tarde de compras. Alejémonos ahora, despacio, sin ruido. Así podremos oír todavía, mientras nos vamos, los ecos lejanos de la impersonal megafonía rezumando su eterna cantinela de ofertas y avisos, y, entre estos tal vez, solo tal vez, alguien anuncie al fin que un hombre se ha perdido.
18 de Agosto, 2007 - 18:34
Yo no me siento nada perdida. Me acabo de sentir muy afortunada en este momento, mientras leía otra preciosa historia a la vez que de fondo oía cantar a su autor en directo con un buen amigo acompañándole. A que os doy envidia, lectores. Un beso, autor.
19 de Agosto, 2007 - 1:35
Gabi, creo que a este no le encuentran facilmente.
Sabes si la camiseta tenia spiderman?
20 de Agosto, 2007 - 6:31
¿Y quién no ha estado en ese banco alguna vez? Según lo ibas describiendo lo reconocí
Un abrazo!
20 de Agosto, 2007 - 13:07
Hay tantas almas perdidas pidiendo auxilio en la calle, que no son más que sonambulos que deambulan con la mente perdida, mientras la multitud ni fija la mirada en ellos.
Que triste verdad con lo fácil que sería ir regalando abrazos.
20 de Agosto, 2007 - 17:00
Por favor, que alguien le diga a este pobre hombre que en la sección de electrónica del centro comercial hay un ofertón de G.P.S ( a mitad de precio, mire usted), que se compre uno y se vaya pa su casa…… o es que a lo mejor no quiere volver? Con lo bien que estoy yo en la mía…..
Besos tuticolor.
21 de Agosto, 2007 - 19:11
¡Que terrible perderse y que nadie le busque a uno!
Con cada relato tuyo crece mi asombro.
Efectivamente, Náyade, me das envidia. ¿No estaría el autor ensayando para esa audición privada que me debe?
Creo que a no tardar mucho tendremos una oportunidad. ¿Sería posible?
Besos asombrados.
21 de Agosto, 2007 - 20:39
Hermoso, hermoso, hermoso. No sé qué más puedo decir.
24 de Agosto, 2007 - 16:06
…”Pongamos un hombre. Situémosle sentado en un banco de la arteria principal del centro comercial. Pongámosle inclinado, con los codos apoyados en los muslos, las palmas de las manos sujetando el peso, aparentemente insoportable, de su propia cabeza. Pongámosle con los ojos cerrados. No, mejor aún, los ojos abiertos, muy abiertos tal vez, pero mirando nada”…
Gabi, un fuerte abrazo y mi agradecimiento por lo que regalas a través de tus letras.
In
El post anterior es precioso.
25 de Agosto, 2007 - 8:12
Pongamos a una mujer que se ha tomado dos copas de un buen rojo chileno y encuentra tu escrito, pongamosle el nombre de
Mariana, volvamos a los sorbitos de vino y la lectura y ahora demos las gracias por tan agradable momento
www.castrodeali.com
28 de Agosto, 2007 - 15:20
Te perdí la pista, celebro este reencuentro…
En una nueva casa pero con el mobiliario de siempre, me gusta…
BSS
29 de Agosto, 2007 - 18:57
Me siento atraído por ese banco ¿Habrá algun lugar disponible a la diestra de esa persona?
Saludos, Bro!
30 de Agosto, 2007 - 0:36
Tiene usté un regalito en el bloc de esbozo
Muacs!
4 de Septiembre, 2007 - 10:15
No sé en cuántas ocasiones se ha cruzado ya la elección de nuestros caminos?¿está seguro que anda usted perdido? …porque yo no ceso con usted en los encuentros.
Oleadas de besos.
4 de Septiembre, 2007 - 17:22
no está del todo perdido…puede que sólo se haya (se halle) alejado…
besos primo
9 de Septiembre, 2007 - 12:29
Fantástico y conmovedor relato. Has logrado crear la atmósfera que enmarca cualquier soledad en la que el ser humano se pierde sin remedio y sin la esperanza de que el arco iris aparezca tras la lluvia.
Un saludo.
12 de Septiembre, 2007 - 22:52
He venido desde el Bloc de Esbozo y me ha encantado.
Volveré.
Un Abrazo
15 de Septiembre, 2007 - 8:54
Precioso Gabi…un zoom introspectivo.
A veces es necesario perderse, tomar distancia para proporcionarse, hecharse en falta y reencontrarse es una fiesta solo cuando tambien el niño interior regresa a casa….
Un abrazo!
22 de Septiembre, 2007 - 16:31
Gabi, siempre respeto los silencios ajenos, pero no quiero dejar de manifestarte mis ganas de volver a encontrar un nuevo texto en tu casa, nuevas letras letras en tus paredes. Espero te encuentres bien.
Un abrazo.
In
27 de Septiembre, 2007 - 10:27
Y este niño, dónde andará?
Besosss!
28 de Septiembre, 2007 - 11:17
Este niño anda también medio perdido, (en lo que a escritura se refiere
) pero cualquier día de estos me encuentro y vuelvo.
Gracias a todos por preguntar
Besos y abrazos
Pdta: En realidad más que perdido estoy escribiendo algo que pretende ser un poquillo más grande que un cuento. No sé si lo conseguiré.
1 de Octubre, 2007 - 13:10
¡Ánimo!¡Que tú puedes!
4 de Octubre, 2007 - 10:44
Lo siento…
No supe hacerlo.
Cuídate Gabi y muchas gracias “amigo”
4 de Octubre, 2007 - 12:48
como siempre, me encanta tu manera de escribir
un abrazo más
18 de Octubre, 2007 - 12:00
una buena noticia en el blog de Leo Mares.
Un abrazo!
1 de Noviembre, 2007 - 19:35
El problema, el único problema de perdernos siendo adultos, es que ya no hay una madre buscándonos.
Besos y pérdidas.
9 de Noviembre, 2007 - 20:48
Vuelve, necesito tus bellas historias.
Un beso.
29 de Noviembre, 2007 - 11:33
Querido Sr Gabi:
¿Se da cuenta Ud. de la cantidad de talento que el mundo se está perdiendo si se empeña en dejar de escribir?
Escriba, cante, dibuje, baile…( ejem )…..sus fans se lo agradecerán.
Besos de colores.
Pd:Le dejo una sonrisita
en mi caso fueron efectivas, se acuerda?
Le dejo otra
12 de Diciembre, 2007 - 16:45
Vuelveeeee, a casa vuuuuelveeeeee, por Navidaaaaaaad…..!!!!!!
:)
19 de Diciembre, 2007 - 19:34
Felices fiestas !! te deseo lo mejor para ti y tu familia.
Besos y sonrisas de colores.
:):):):):):):):):):):):):):) y
20 de Diciembre, 2007 - 1:21
No hay quien pueda contigo!!
))
Voy a tener que volver
Prontito,prontito, en serio.
Prometido.
Muchísimos Besos para todos y gracias por seguir pasando por aquí.
28 de Diciembre, 2007 - 17:15
Buen 2008, nene. Yo sigo esperando con los zapatitos de tacón en la estación.
Besos y brindis
30 de Diciembre, 2007 - 18:00
Gabi, te deseo lo mejor para este año nuevo, y espero sigas colgando tus preciosos relatos por aqui.
Un besito con cariño.
30 de Diciembre, 2007 - 19:42
Gabi
Parece que volverás por aquí…Ese es un precioso regalo de año nuevo para tus lectores y desde ya te doy las gracias.
Un fuerte abrazo y hasta siempre. Muchas felicidades para vos y las personas que amas
InSanity
3 de Enero, 2008 - 17:46
Estimado Sr Gabi:
Debido a la avalancha de cartas recibidas solicitando su vuelta inmediata, le rogamos encarecidamente que cuando tenga un momentico actualice su blog y ponga contentos a miles……digo millones de niños ( y no tan niños ) con sus historias, parábolas, cuentos y canciones.
Ale, que ya tarda……enga!
Su Majestad el Rey Baltasar Mago de Oriente y Ocidente.
PD:Ahhh, juasjuasjuas ( risa diabólica ) NADIE puede conmigo…..;)
Besos de colores