Vie 4 Ene 2008
- ¡Hay que hacer algo ya! –dice el más joven e impetuoso de la pequeña familia de cuatro miembros. Ayer mismo le dieron a Mamá un susto de muerte cuando entró en la despensa a buscar galletas.
- ¡Menudo grito que pegó! –comenta divertido el padre- la oyeron hasta en la casa de al lado.
A la madre, es obvio, no le hace gracia recordar el incidente. Consiguió salir a duras penas de la despensa, y ahora no es capaz de entrar en ella sin hacer antes mucho ruido para asustar a los posibles visitantes.
- No tiene ninguna gracia. Era grandísimo y asqueroso –no puede evitar sentir un escalofrío al evocar su inesperado encuentro y se estremece. El padre la abraza tranquilizador.
La hija mayor, que hasta el momento ha escuchado la conversación apoyada en la pared, embutida en su cotidiano disfraz de absoluta indiferencia por todo lo que pase entre los muros de aquella casa, decide salir de su mutismo voluntario por primera vez desde que comenzase la improvisada reunión familiar.
- Yo ayer ví a otro paseando tan tranquilo por el centro del salón.
- ¿Por qué no lo has contado antes? Interroga el padre
- ¿Para qué? Nunca me hacéis caso, y cuando me lo hacéis no entendéis lo que digo. Vosotros si que dais asco y no esos pobres bichos.
- Ya estamos. Te voy a arrear un bofe….
- ¡Ya está bien! -El grito casi histérico de la madre ha conseguido interrumpir el avance del padre hacia su hija- Vamos a ver, –continúa ahora más tranquila- la rebeldía preadolescente de la niña tendrá que esperar. Hay cosas mucho más urgentes. ¿Qué piensas hacer para acabar con ellos?
Todas las miradas se centran ahora expectantes en el padre, a la espera de la sabia solución del patriarca de la familia.
- Veneno. He oído que lo más efectivo es el veneno. Las trampas también van bien para estos casos, al parecer, pero son mucho más engorrosas. Así que no hay duda, será veneno. De hecho, me han hablado de uno fulminante.
Dos días después….
La casa hierve de actividad. Un pequeño ejercito de policías y personal sanitario pulula en aparente caos, alrededor de los cuatro cadáveres sentados en la mesa de la cocina.
- La familia típica al completo ¿eh? – Gonzalo Pas, inspector de homicidios recién llegado a la supuesta escena del crimen se dirige con su habitual acento socarrón a Emilio Dóriga, médico forense de la policía- Papá, mamá, jonathan y Vanesa, ¿no? ¿No tenían perro?.
Como toda respuesta, Dóriga señala un rincón de la cocina donde yace con la lengua fuera de la boca y tan desproporcionadamente hinchada como la de sus cuatro dueños, “Coco”, el Fox terrier de la familia.
- Ya veo. ¿Qué coño ha pasado aquí, Dóriga?
- Pues eso tendrás que decirlo tú, colega. Para eso te pagan. Yo lo más que te puedo decir es que las cuatro tazas de desayuno tenían más estricnina que corn-flex. Ah, y el cuenco del perro lo mismo.
Gonzalo Pas se rasca desconcertado la cabeza, en la que empiezan a bullir descabelladas hipótesis y posibles soluciones. Examina a fondo los cinco cadáveres, buscando la más mínima pista que le permita elaborar una conjetura creíble. Busca, en fin, un punto de partida.
El padre, mientras tanto, sigue las evoluciones de Pas por la cocina con sus inteligentes ojos negros, desde su privilegiada y oculta situación encima del armario.
-Funcionó, piensa, ha funcionado- Absorto en la escena que se desarrolla ante sus ojos no oye acercarse las pisadas diminutas y furtivas de sus dos hijos y su mujer.
- ¿Habéis visto? Ha funcionado.
- Si papá, si, ha funcionado. -la voz del pequeño ratón se llena de ironía- Antes sólo teníamos cuatro y el perro, y ahora mira que ejército.
- No pasa nada, hijo. Está todo previsto. Antes o después querrán tomar un café.
Dedicado a Elen que no sabe lo que es rendirse.
Besos
4 de Enero, 2008 - 12:34
[…] Here’s another interesting post I read today by Gabi […]
4 de Enero, 2008 - 16:38
Adorables ratoncillos, son más listos de lo que parecen, eh? Nunca menospreciemos a nuestro enemigo por muy pequeñito que este sea, jejeje.
Gracias por tu vuelta, soy un poco pesadilla, pero la causa merecía la pena. Te recuerdo que tú en su día hiciste lo mismo,
Y bueno, lo de actualizar mi blog, eso es un golpe bajo, pero en mi defensa te diré que ahora me dedico al noble arte de la fotografía y actualizo mi fotoblog a menudo….de todas formas acepto la bronca y escribiré en breve, lo prometo.
Es una delicia leerte otra vez, Gabi.
Besotes.
5 de Enero, 2008 - 19:04
Qué ratones!!!
6 de Enero, 2008 - 13:28
Que alegría volver a leerte! Tan genial como siempre
6 de Enero, 2008 - 23:48
Y otra vez me has sorprendido…Espero que no tardes tanto hasta la próxima historia, me gusta muchísimo leerte. Un besote.
8 de Enero, 2008 - 1:00
Que sorpresa¡¡
Gabi me encanta volver a leerte, en este nuevo relato de estos pequeños roedores.
Besitos
11 de Enero, 2008 - 2:01
un placer leerte, y mas en esta clase de pequeñas historias. Sin duda, en esos momentos es mejor ser ratón.
Saludos, Bro!
12 de Enero, 2008 - 17:42
Gabi! Feliz Año! Siento las ausencias! No obstante, siempre estás ahi en la lista de amigos pendientes de escribir. Como siempre, un placer leer tus historias, ésta sin duda tiene un inesperado e original final, que te da mucho que pensar como siempre…Un besazo;) Espero que todo siga bien, literariamente, eso salta a la vista y personalmente espero que mejor aún. Sue;)
14 de Enero, 2008 - 14:49
Hombre qué sorpresa…
Que hayas escrito, digo ;D
Me alegro mucho. Los ratones bailan.
Un besazo
16 de Enero, 2008 - 7:36
Sorprendente, una vez más.
Un pequeño cuento encerrando una gran lección.
Feliz por volver a leerte.
Un abrazo, Gabi.
16 de Enero, 2008 - 14:27
Tengo escalofríos desde que te leí.
La otra mañana, al volverme para echar al cubo las cáscaras de las naranjas del zumo, le dí un susto a un pequeño intruso que desapareció corriendo detrás de la nevera.
Siento decir que he cometido la torpeza de poner veneno en ese rincón y ya me he cargado a dos.
¡Temo represalias! Ya no tomo café para no echar azúcar y todo me sabe soso. ¡Es la guerra!
16 de Enero, 2008 - 19:12
Menos mal que los “marditos roedore” de Cisneros no debían ser muy espabilados, aunque fueran grandes equilibristas, porque, en ese caso, es muy probable que hubiéramos salido en “El Caso”.
Un besote.
21 de Enero, 2008 - 14:25
feliz año (algo retrasado, lo sé) y un abrazo fuerte!
22 de Enero, 2008 - 16:45
jejej, qué buen regreso!!!! Me ha encantao la historia!
Un besito mu fuerte familia!
22 de Enero, 2008 - 19:30
Ratoncillos al poder!!!!!
Besos de colores.
Pd: …y sigo sin actualizar……glups!
31 de Enero, 2008 - 0:23
Hola gavi, verás, soy Clara una maestra de educación infantil, estoy buscando un cuento de mi infancia que no encuentro por ningún lado, no recuerdo el título, tan solo la história, quizás tu podrias ayudarme:
Erase una vez una familia de ratoncitos que vivian dentro del agujero de una casa, ellos recopilaban botones, cajas de cerillas… para construir su hogar,un día su agujero se inundo y todos salieron a flote dentro de las cajitas de cerillas…
Recuerdo que eran unas imagenes preciosas, pero nada más.
Tan solo tengo 22 años (esto lo cuento para que no pienses que me infancia se remonta a tiempos históricos) , mi madre no recuerda el titulo, si algo supieses, te dejo aquí mi mail.
Kler_85@hotmail.com
13 de Febrero, 2008 - 19:15
habemus libro!
un abrazo
1 de Abril, 2008 - 18:45
Ufa, nene… te extraño.
Besos y esperas.